Cuando Jason Fried, el Fundador y CEO de Basecamp subió al escenario a dar su charla en la conferencia de Lean Startup, empezó su disertación haciendo al auditorio un pregunta bien interesante:
¿Quién de ustedes recuerda haber tenido 4 horas para ustedes mismos en el trabajo a cualquier determinado tiempo en los pasados 5 años?
La respuesta: “cri- cri”. De los más de 600+ empresarios presentes en la conferencia, solo 30 levantaron sus manos.
Esto es correcto, aproximadamente un 95% de los individuos más ambiciosos del mundo habían sido incapaces de cortar 4 horas para sí mismos en media década.
Las distracciones que disminuyen la productividad en nuestro ajetreado ambiente de trabajo no son los compañeros de trabajo que no dejan de hablar, ni el golpeteo en los hombros, recesos para el café, ni tampoco la interminable cantidad de reuniones.
La tecnología está secuestrando su mente más que…
Se reúne con un viejo amigo para “ponerse al día” – pero lo único con lo que se ponen al día es con los mensajes de Whatsapp.
Se sienta para poder leer aquel libro del cual todo mundo parece estar hablando – y después de dos páginas termina con dos horas en su feed de Instagram.
Usted, yo y los 600 + de personas que mencioné anteriormente están luchando contra una epidemia.
Vez tras vez, empezamos con buenas intenciones de empezar con buenas conversaciones
con las personas que nos importan, absorber nuevos conocimientos en un tema valioso y que no se ha explorado o hacer trabajo que podría impactar al mundo… pero nuestro enfoque nos lo roba la pequeña pantalla que se encuentra en algún lugar cerca de nuestro alcance inmediato.
Los estudios demuestran que los estadounidenses pasan unas 4 horas diarias en sus celulares.
Esto es bastante, considerando que a lo largo de un año entero lo que utilizamos viendo el celular es una acumulación de 60 + días de estar mirando la pantalla y de estar solamente deslizando los pulgares.
Pero, lo tal vez molesta aún más es que los celulares están apoderándose de nosotros aún si no los utilizamos…
Los celulares todavía pueden “morder” aún si están boca abajo…
El veredicto ya ha estado allá afuera por algún tiempo – los celulares pueden impactar la productividad negativamente – pero lo que no se han dado cuenta la mayoría es que también pueden impactar negativamente aún si no los estamos utilizando.
Un estudio reciente que se llevó a cabo por un grupo de profesores en mercadeo y especialistas conductuales encontraron que los celulares pueden impactar la capacidad cognitiva aún si sólo se hallan presentes – cerca de nosotros.
En dos experimentos conducidos durante el estudio, a 800 personas se les pidió completar tareas diseñadas para medir la capacidad cognitiva – resolución de problemas matemáticos, memorizar letras, completar patrones, etc.
A los grupos se les pidió que pusieran sus celulares en silencio y que los colocaran boca abajo delante de ellos, que los pusieran en sus bolsillos o en otra habitación.
¿Los resultados? Bueno, fueron impresionantes.
Los investigadores hallaron que los individuos pudieron terminar sus tareas significativamente mejor cuando sus celulares estaban en otra habitación en oposición a cuando los tenían cerca o en sus bolsillos.
Las diferencias en desempeño no fueron mínimas sino significativas. Los individuos con los teléfonos en sus mesas tenían un impedimento cognitivo similar a aquellos que les falta el sueño.
Ahora bien, se ha de estar preguntando – ¿cómo puede ser que los celulares nos están distrayendo, aún si no podemos oírlos cantar o verlos parpadear?
La respuesta es complicada, y es una que fusiona adicción con la naturaleza humana. Pero para explicar, miremos a nuestros amigos peludos con cola.
No se dañaron ratones para escribir este artículo
Hace casi una centuria, el psicólogo B.F. Skinner condujo un experimento algo cruel donde creó una cámara pequeña llamada la caja Skinner.
En la caja, se colocaba una rata, y se le daba la opción de presionar la palanca uno (que entregaba alimento o agua) o la palanca dos (que entregaba shocks eléctricos dolorosos en los pies). Skinner halló que las ratas aprendían rápidamente a pulsar la palanca de alimento y agua y evitaban pulsar la palanca de los shocks electrónicos.
Dos décadas después, dos psicólogos hicieron una pequeña modificación al experimento de Skinner, reemplazando la palanca de shock con una palanca de gratificación que entregaba estimulación al cerebro de la rata, que a cambio entregaba dopamina.
¿Los hallazgos? Las ratas renunciarían al agua y la comida por la palanca de dopamina – pulsándola hasta un total de 7,000 veces por hora para estimular sus cerebros.
Ahora bien, no estoy comparando a los humanos con ratones, ni estoy comparándonos a nosotros con las ratas, y no soy el único en notar esta correlación, algunos expertos creen que la dopamina es lo que nos tiene adictos a la tecnología.
Además de las pequeñas tomas de dopamina cada vez que abrimos una notificación… la naturaleza humana también juega un papel.
Investigaciones en psicología cognitiva muestran que tendemos a poner atención a cosas que son relevantes para nosotros por hábito, aún si estamos enfocados en otra tarea.
Un principal ejemplo de esto, es cuando está en una conversación profunda con alguien y escuchas tu nombre al otro lado del cuarto – aún si estaba enfocado en la conversación su nombre todavía pudo captar su atención – es habitual.
Esto se está transformando en la norma con los teléfonos celulares. Como se han convertido en un hábito y la rutina general de nuestros días, estamos prestándoles atención aún si no se están comportando como locos en nuestros bolsillos… aún si nos estamos enfocando en una tarea completamente diferente que el celular en sí mismo. Por lo tanto, el famoso “ buzz fantasma” que todos hemos experimentado. En el cual nuestras piernas vibran aún si nuestro celular no lo está haciendo.
Pero, ya basta de enfocarnos en qué tan adictos estamos a los teléfonos inteligentes y de cómo la madre naturaleza nos ha extendido una mano mala… ahora compartamos ideas de cómo ganar de nuevo el enfoque que este nos ha robado.
¿Cómo destruye una sanguijuela chupa tiempo?
Cuándo piensa en una sanguijuela grande, pegajosa y asquerosa subiéndole por la pierna mientras está nadando en un riachuelo, su primera reacción quizás sería arrancársela y salir corriendo y gritando. Pero, para remover una sanguijuela debe ser paciente y cubrirla con sal.
Esta sería la misma recomendación que haría para remover su celular de su vida y de su trabajo.
Recuerdo cuán importante fueron la paciencia y la resiliencia para mí cuando estaba tratando de agendar dos horas continuas en mi día de trabajo en Jotform.
Mi meta inicial era labrarme dos horas cada mañana que fueran libres de reuniones, correos electrónicos, notificaciones y teléfonos electrónicos. Pero inmediatamente me dí cuenta de lo difícil que era retirarme del mundo constantemente conectado al que me había acostumbrado tanto.
Los primeros meses no tuve éxito.
Algunos días, solo lograba quince minutos de trabajo ininterrumpido antes de que mi celular me robara mi atención.
Pero permanecí paciente y resiliente, ahora estas dos horas de descanso se sienten más como una mini vacación que un efecto de abstinencia de la tecnología.
Así que no pierda los ánimos mañana y arroje su celular por la ventana. En cambio, haga el reto de dejarlo en la otra habitación por al menos una hora. De ahí, trabaje en dejarlo por dos horas, y luego trabaje en aumentar ese tiempo.
Si trabaja de 9am a 5pm, me atrevería a decir que no es una mala idea el dejar el celular en el carro y solo checarlo en el almuerzo y al final del día.
A medida que pasa más tiempo lejos de su teléfono electrónico, se dará cuenta de que su concentración se agudiza, su calidad de trabajo mejora drásticamente y su creatividad se desborda.
Antiguos filósofos como Kierkegaard musitó que el aburrimiento es una precuela a la creación, “Los dioses estaban aburridos y por eso crearon a los humanos”
Dioses o no, la creencia de que el aburrimiento ha sido ampliamente adoptada por escritores de alto renombre como Neil Gaiman, quien declaró que una clave para escribir buena ficción es permitirse a uno estar realmente aburrido.
Él cree que cuando se está aburrido y se sueña despierto… se tienen ideas que valen la pena compartirlas.
Esto significa, tener el teléfono fuera del alcance y fuera de la vista.
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