Yo no soy altamente motivado.
No tengo increíble fuerza de voluntad o autocontrol.
No me levanto a las 6am para leer, meditar, tomarme un jugo verde, y correr 10 Km.
Eso es porque no creo en la motivación.
En lugar de eso, he creado sistemas y hábitos que remueven mi motivación interna de la ecuación. De manera que, me sienta motivado o no, todavía puedo ser productivo.
Me doy cuenta de que los sistemas y los hábitos no son temas glamorosos, pero honestamente, sí funcionan.
Han alimentado cada paso de mi travesía en ser emprendedor por más de 15 años — desde los años tempranos en los que Jotform solo era una idea, a aumentar un equipo a más de 100 empleados que sirven a 8 millones de usuarios.
Los hábitos y los sistemas han hecho todo esto posible.
Si crea sistemas fiables y continúa mejorando estos sistemas (en lugar de su fuerza de voluntad), no tendrá que pensar en motivación.
Desmenucemos esto un poco.
¿Qué es motivación de todos modos?
En términos simples, la motivación es su deseo de hacer algo. Es un sentido de disposición que existe en un espectro — de cero interés a un ardiente deseo de hacer algo.
Cuando su deseo es fuerte entonces la motivación no requiere mucho esfuerzo.
Pero cuando está luchando, cualquier cosa se siente mejor que empezar una tarea, hacer una llamada difícil o hasta ir al gimnasio. Procrastinar toma las riendas — hasta que la agonía se vuelve insoportable.
Como Steven Pressfield escribe en “ La Guerra del Arte”:
En algún punto el dolor de no hacerlo se vuelve más grande que el dolor en hacerlo.
La motivación intrínseca implica que se está actuando por razones auténticas, y honorables. Por ejemplo, empezar un negocio para ayudar a la gente o resolver un problema — no porque esté deslumbrado por visiones de fama y fortuna.
La motivación se pone en el camino, sin embargo, cuando confiamos demasiado en ella.
No importa cuánto uno ame su negocio, hay momentos en los que no quiere tomar acción.
Tal vez asusta o parezca imposible. O la tarea que está pendiente es literalmente aburrida.
Es ahí donde los sistemas pueden hacer el trabajo. Aquí describo varias estrategias que me han ayudado a construir sistemas que son convenientes de tal manera que no tenga que depender de la motivación.
1. Elija sus áreas de enfoque — he ignore el resto
El enfoque y la motivación pueden parecer cosas diferentes pero están íntimamente relacionadas.
Me pongo de ejemplo. Este año tuve 3 oportunidades de trabajo:
- Contratar personas excelentes
- Crear contenido de calidad
- Equipar a nuestros usuarios para trabajar más productivamente
Estos temas plantean todo lo que hago. Si algún proyecto o una oportunidad no encaja con esta lista, digo “no”. Las distracciones se desvanecen y puedo progresar.
Por ejemplo, paso las primeras dos horas de mi día de trabajo escribiendo mis pensamientos. Podrían ser problemas que quiero resolver o nuevas ideas. No agendo reuniones en estas dos horas ni tampoco contesto correos electrónicos.
Pero, si llego a la oficina y me siento menos inspirado. Me permito hacer algo más, media vez esté en el listado de mis áreas de enfoque. En lugar de escribir y solucionar problemas, puedo leer libros que tengan que ver con esas áreas. Me reúno con un equipo de producción o escucho una disertación.
El pensar y explorar me hace sentir más comprometido. Cuando esto sucede, encuentro nuevas y mejores ideas. Y las buenas ideas me inspiran a tomar acción.
Éste proceso no es accidental. Es un ciclo de retroalimentación que utilizo cuando mi cerebro siente que está estancado en neutro.
2. Recuerde que la motivación es opcional
En un artículo del 2016 para The Cut, la escritora Melissa Dahl comparte:
El único consejo motivacional que una a necesitado es: No tiene que sentir que tienen que hacer algo para llevarlo a cabo.
Vuelva y lea nuevamente, si lo desea. Yo lo hice. Deje que se asimile.
Es sorprendentemente brillante. Sus sentimientos no tienen por qué dictar sus acciones – especialmente cuando realmente quiere progresar.
Podría sentirse cansado, pero siempre se pondría las gafas e iría a nadar. Podría sentirse como si se tuviera que engrapar a la silla que empezar una presentación de PowerPoint – y aún así terminarla.
Dahl también cita a Oliver Burkeman, autor de El Antídoto: La felicidad de las personas que no pueden soportar el pensamiento optimista, que escribe:
Quien dice que debe tener ganas de hacer algo para empezar a hacerlo.
El problema con esta perspectiva no es que no se sienta motivado sino que espera estarlo.
Otra vez, es aquí donde las rutinas pueden ser más astutas que sus sentimientos. Claro, podría sentirse con ganas de ver videos de gatos, pero cada mañana, se sienta enfrente de su computadora y abre un documento en blanco.
Usted escribe por dos horas (o lo que tenga que hacer con su tiempo) y no se molesta en tomar su temperatura emocional.
Sobreviene el progreso. Y luego solo tiene que repetir, y repetir.
3. Delegue cuando pueda hacerlo
El otro día tuve una idea genial en mi rutina de ejercicios de la mañana, fue uno de esos momentos en los que se le enciende el foco y se sube una ceja.
Desafortunadamente, no tenía nada que ver con mis tres áreas de enfoque mencionadas arriba. Así que hice una nota a mi COO para que siguiera mi hilo de pensamiento.
Estuve tentado a seguirlo por mí mismo, pero sabía que tenía que seguir enfocado.
He hallado que delegar no siempre es posible. Especialmente cuando está empezando o el dinero está escaso. Jotform es una compañía autosostenible.
Nunca hemos pedido financiación de afuera, así que sé lo que es tener cuidado con cada moneda que entra.
Pero cuando es posible, puede ser altamente beneficioso. Sin sobrecarga y mucha actividad si:
- Puede ganar precioso tiempo, energía o enfoque y aplicarlo a algo que realmente esté en su lista de prioridades. Ese tipo de trabajo es inestimable. Estírase un poco y luego mida los resultados. Siempre puede evaluar la delegación en pequeños pasos.
- Alguien más puede hacerlo mejor. En mi caso, siempre hay alguien en mi equipo que tiene más conocimientos o experiencia en su ramo que yo. Pueden crear una solución más potente en menos tiempo – y, nuevamente, no me distraigo de mis prioridades.
La importancia de disfrutar el recorrido
Ya hemos hablado bastante de la motivación del día a día. ¿Pero cómo es posible sostenerla a largo plazo?
Es una pregunta importante. La respuesta será un poco diferente para cada persona, pero últimamente, todos estamos motivados por el gozo y tener un significado.
El columnista del Guardian (y el autor de El Antídoto) Oliver Burkeman primero me dirigió a la profesora budísta Susan Piver. Cansada de forzarse a sí misma a ser “buena” y tener pericia en los listados diarios, en vez de eso Piver decidió a enfocarse en el gozo de su trabajo:
Una vez recordé que la motivación está basada en la curiosidad genuina y mis tareas están en completa alineación con quién soy y quién quiero ser, mi oficina de repente se volvió un jardín de juegos en vez de verlo como un campo de labores.
Se preguntó qué sería divertido hacer y luego enfocarse en lo que le gusta de cada actividad.
Al final, su día se miraba igual que los días en que tenía que estar “disciplinada” — pero la experiencia era casi sin esfuerzo.
Sí, la disciplina es crítica, así como dicen todas las maestras.
Y definitivamente, siempre hay algo que no nos va a gustar hacer, como pagar los recibos o tener que botar la arena de la caja del gato.
Pero sugiero que en lugar de odiar como no podemos ser disciplinados, encuentre en hacer con disciplina lo que le guste hacer con gozo.
Hay que hablar de un cambio en la perspectiva. Todos pasamos por momentos difíciles, trabajamos en empleos que no nos gustan, y hemos soportado injusticias genuinas.
Pero si está teniendo problemas en llevar a cabo algo que le gusta. Sea más tranquilo consigo mismo.
Recuerde en por qué inició su negocio, o en por qué está ejercitando sus “músculos creativos” en primera instancia. Es una manera más feliz de moverse a través de sus días.
Para recapitular: establezca sus sistemas y hábitos. Enfóquese en lo que en realidad importa. Delegue y trabaje en atenuar el ruido. Su motivación crecerá.
¿Y si no crece? De todas maneras, no lo necesita.
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